Todos tenemos una idea parecida sobre el desayuno: lácteos, tostadas de pan refinado con mermelada con azúcares por encima, margarina, carnes procesadas en forma de embutidos, galletas, bollería, crispies y cereales azucarados, colacao, nesquick…. La industria alimentaria (azucarera y láctea) ha distorsionado lo que era un desayuno hace 100 años.
Estos productos forman parte de los desayunos o de nuestra familia o de alguien a quien conocemos. Se trata de elecciones energéticamente densas pero vacías totalmente de nutrientes. Además, son poco saciantes y muy poco saludables. Crean adicción, son fáciles de conseguir y preparar, son baratos, son de colorines y nos entran por la vista, nos elevan los niveles de azúcar en sangre, incluyen grasas insanas y productos químicos que nos alteran hormonalmente, afectan al sistema inmunitario y nos hacen propensos a padecer enfermedades como la obesidad, diabetes tipo II, cardiopatías y, en el peor de los casos, cánceres por nuestro estilo de vida.
Vamos a derribar el mito: el desayuno no es la comida más importante del día. Todas las comidas lo son por igual y en todas tenemos que cuidarnos, mimarnos, y alimentarnos de alimentos reales. Vamos a desterrar los productos pensados a propósito para el desayuno.
El desayuno puede ser diferente de un día para otro, igual que no cada día comemos o cenamos lo mismo. Podemos desayunar cremas de cereales hechas a partir del grano entero (porridge, que son copos de avena hervidos con leche vegetal hasta que queda una crema), fruta fresca, tostadas de pan casero e integral hechas por nosotros, hummus, un té, un café, un batido de frutas y verduras, una crema de verduras… Vamos a abrir la mente y entender que podemos comer lo que queramos cuando queramos, siempre que sea comida real. A todas horas.
Los estudios afirman que un desayuno saludable te ofrece muchísimos beneficios: alimentar al cuerpo de buena mañana con ingredientes muy nutritivos como son frutas y verduras, regulación del nivel de energía, regulación del azúcar en sangre, concentración durante el día, mejor actividad física y mental y la fuerza que se necesita para hacer ejercicio físico.
SUSTITUTIVOS REALES
Si ahora ya distinguimos mejor qué es un producto ultraprocesado, ahora nos faltará saber cómo sustituirlo para desterrarlo de nuestras vidas para siempre. Aquí va un listado de productos y su versión más saludable, más integral y con más nutrientes que el cuerpo puede aprovechar:
- Leche de vaca: leche vegetal (almendras, arroz, coco, quinoa, nuez, anacardos, avena) casera o lo menos tratada posible (sin aditivos, sin ingredientes que no sepas lo que son).
- Yogur de vaca azucarado de sabores y otros aditivos: pudding de chía, yogur de anacardos (si tomáis leche: yogur 100% natural sin azúcares ni colorantes añadidos: máximo 3 ingredientes de composición).
- Colacao o nesquik: polvo de algarroba (harina de algarroba) o cacao crudo en polvo (100% natural).
- Pan de molde, pan de barra y otros tipos de panes blancos y refinados: pan casero sin gluten
- Galletas (Tosta Rica, Dinosaurio, Chips Ahoy…): galletas caseras, bolitas energéticas
- Bollería: magdalenas de almendras (receta en mi blog).
- Mermeladas procesadas: mermeladas con 100% fruta (recetas en mi blog) o puré de frutas con chía (receta en mi blog).
- Jamón serrano y pavo ultraprocesado: tostadas de aguacate o hummus
- Papillas: porridge cremoso de avena, de quinoa o de trigo sarraceno (recetas en mi blog), crema de verduras caliente.
- Muesli azucarado (el que se vende en los supermercados): granola casera a partir de granos enteros, frutos secos y semillas.
- Revuelto de huevos y bacon: revuelto de champiñones con tofu y espinacas.
- Zumos de frutas como naranja, melocotón, piña, manzana (envasados y azucarados): batidos de frutas y verduras, con su propia fibra.
- Azúcar de mesa: nada, dátiles o plátano.
- Ketchup y mayonesas comprados: una crema / salsa casera hecha con pocos ingredientes.
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