Alimentarse en concordancia con la naturaleza es uno de los secretos mejor llevados a la práctica de muchas personas mayores y de corrientes alimentarias milenarias, como es la macrobiótica. A veces les pregunto a mis abuelos que por qué nunca les he visto resfriados, ni con catarros, ni anginas, ni fiebres… Y la respuesta es esta: porque nos tapamos cuando hace frío y comemos caliente, y porque sabemos refrescar el cuerpo cuando hace exceso de calor.
¡Nada más y nada menos que la lógica! ¿Cuántos de nosotros come cada día de primero un plato caliente, de sopa, cremas, arroces, de arroz caldoso, de raíces…? ¿Quién tiene tiempo ahora de cocinar platos durante horas? ¿Cuántos abuelitos habéis visto bebiendo agua de coco en invierno, o comiendo mango, o papayas o alimentos que enfrían y que no son de temporada?
Con la llegada de la primavera también llegan las flores brotando (crecimiento ascendente), el aumento de las horas de sol, momentos de apertura (expansión), las actividades fuera y toooda la energía positiva que nos aporta. Por ello, nuestra alimentación debe ser con ingredientes y formas de cocción más «expansivos», que nos ayuden a salir del letargo la quietud del invierno. Tomando alimentos que nos enfríen ligeramente (no mucho), nos activen, aligeren la energía y nos depuren.
Son momentos de abrir, limpiar y purificar toda la energía densa del invierno. Es hora de salir, de sentirnos ligeros y florecer como hacen los árboles. En esta estación (como en cada cambio de estación) mucha gente tiene la necesidad de hacer alguna que otra depuración: ayunos, días a base de líquidos, enemas, curas y dietas (de las cuales salen más perjudicados que beneficiados). Sin llegar a extremos, podemos limpiar de forma gradual el cuerpo, incluir nuevos hábitos en nuestro día a día y eliminar los excesos.
En primavera necesitamos, según la macrobiótica y como explica Montse Bradford en su libro «La alimentación natural y energética»:
- Energía: ligera, depurativa, de apertura, activa, con movimiento.
- Factores a reducir: sal, fuego, presión, tiempo, condimientos salados, aceite en cocción (fritos), harinas y horneados.
- Alimentos a incrementar:
- Cereales: disminuyendo el consumo de cereal integral. Aunque el cereal, según la macrobiótica, no debe faltar en ninguna época del año, recomiendan empezar a reducir su consumo en esta época del año y durante el verano. Arroz integral de grano corto o medio (como el arroz basmati integral, el arroz integral de grano largo), cebada (si os sienta bien el gluten, es un cereal perfecto para la primavera por sus características depurativas), quinoa, mijo con verduras, pasta integral de arroz… Estos cereales se pueden hervir, en lugar de utilizar la olla a presión.
- Sopas: más ligeras que en invierno, con menos cereales, leguminosas y condimientos salados. Con mayor canitdad de verduras.
- Proteínas: para depurarnos, reduciremos la cantidad de proteína diaria. La macrobiótica recomienda consumir una gran variedad de proteína vegetal y de pescado, pero en preparaciones más ligeras. Los niños, embarazadas, los lactantes y las personas con una actividad física intensa siempre necesitarán un aporte superior de proteína, independientemente de la estación del año.
- Verduras: de toda clase y variedad, sobre todo las verduras de tallo y de hoja verde. Las verduras ligeramente amargas y picantes son excelentes purificadoras, ayudando al cuerpo a la eliminación de toxinas: berro, ortiga, hojas de dientes de león, hojas de rabanitos, nabo, cebollino, puerro, borraja, alcachofa, rabanito, champiñón, remolacha, germinados, apio, brócoli, espinacas, rúcula, berros, canónigos,…
- Sabores: todos, pero en particular el sabor ácido. Un licuado de zanahoria en ayunas, un poco de agua con una rodaja de limón, zumo de manzana o naranja. Se recomienda usar hierbas aromáticas frescas en preparaciones o guarniciones.
- Cocciones: Los que más favorecen esta época del año son los «rápidos», como los salteados cortos de verduras, la cocción al vapor, los fermentados, las verduras marinadas y los germinados. Así, ayudamos a reducir las cocciones de energía densa, pesada y el calor muy penetrante. Incrementar hervidos, vapor, escaldados, salteados cortos, germinados,…
- Algas: utilizarlas con regularidad y en todas sus variedades, integradas en platos más ligeros: wakame, dulse, nori, kombu, arame, lechuga de mar… Nos ayudarán a eliminar metales pesados y tóxicos del cuerpo.
- Aceites: utilizarlos con moderación. Necesitamos un aporte mínimo de aceite, no debemos evitarlo por completo. Es el momento de ayudar a nuestro hígado a relajarse y depurarse. Durante unas semanas, es mejor sustituir los fritos por salteados cortos.
- Ensaladas: es interesante que incluyamos cada vez más ensaladas en nuestro día a día, con cereales integrales, con legumbres (lentejas, garbanzos) y ensaladas de verduras.
- Batidos verdes de verduras y frutas: perfectos para introducirlos en nuestra dieta en esta época del año.
- Frutas: durante la primavera todavía suele hacer frío, a pesar de que hay más horas de sol. La fruta tiene el efecto energético de enfriar. Es recomendable utilizar frutas estacionales aplicando algún factor que genere calor: fuego (compota de manzanas o peras al vapor), sal (frutas maceradas), kuzu (salsa de kuzu y melaza con fruta)… A medida que se acerca el verano veremos brotar de los suelos fresas y cerezas de los árboles. Si la naturaleza los saca en esta época, por qué hacerles un feo y no tomárnoslas moderadamente en nuestros batidos o ensaladas?
- Legumbres: consumir aquellas más ligeras como las lentejas y los guisantes frescos en ensaladas.
Ejemplo de platos de primavera:
- Germinados y fermentados caseros
- Quinoa con verduras
- Salteado de pasta y verduras
- Cremas o purés de verduras
- Salteados cortos de verduras con champiñones
- Ensaladas escaldadas, hervidas o prensadas
- Alcachofas al vapor con salsa vinagreta
- Ensalada de garbanzos con verduras
- Compota de manzana y pasas
- Crema de puerros
- Sopa de ortigas
- Revoltillo de tofu y maíz
- Tofu a la plancha
- Fresas maceradas