Los hábitos saludables nos ayudarán a comer mejor, a no tener ansiedad por la comida y a no tener que hacer dietas nunca más. Los cambios rápidos no duran. Esto no es una dieta más. Es la base de un estilo de vida sano y duradero. A continuación te listo una serie de hábitos que podrías ir adquiriendo, poco a poco.
CONSEJOS PARA CAMBIAR HÁBITOS ALIMENTICIOS:
- Come y bebe cuando tengas hambre y sed.
- Reduce el consumo de animales y sus derivados.
- Sustituye los lácteos que provienen de la vaca por leches vegetales (sin aditivos ni azúcares añadidos).
- Incluye en cada comida una ensalada o un plato de verdura. ¿Puedes comer más de 10 piezas de verduras y/o frutas al día?
- Reduce el consumo de productos enlatados, precocinados o congelados.
- Consume alimentos frescos y de cultivo ecológico.
- Cambia en tu cocina productos refinados por integrales.
- Cuando salgas a comer fuera de casa, relájate. Hay opciones saludables en, cada vez más, restaurantes.
- Experimenta una vez a la semana con un plato nuevo. Prueba nuevos ingredientes.
- Cocina al menos una vez al día. ¡Ojalá que todas!
- Si te apetecen alimentos ultraprocesados, tómalos en pequeñas cantidades y de forma muy ocasional.
- Ámate, sé amable contigo misma y escucha tus necesidades.
- El cuidarse y el amor propio empiezan en la cocina. La felicidad se cocina en uno mismo.
- Reduce el consumo de azúcares refinados y añadidos (azúcar blanco o moreno, fructosa, sacarina, miel, sirope de arce, chocolate, pastelería, horneados con azúcar, mermeladas con azúcar, bebidas azucaradas).
- Para, hoy mismo, de tomar alcohol y de fumar.
- Reduce el consumo de estimulantes: cafés, tés, bebidas azucaradas y con gas…
- Incrementa el consumo de bebidas más naturales: agua, infusiones, agua con limón, zumos de frutas o verduras…
- Para merendar a media mañana o a media tarde, come fruta fresca o seca en lugar de pastelería y dulces.
- Cambia a aliños, aderezos y salsas de buena calidad, sin aditivos, colorantes o sabores artificiales. ¡Hazlos tú!
- Inspírate en el mercado. Más mercados y menos supermercados.
- Practica recetas simples.
- Consume verduras y frutas locales y de la estación.
- Descubre las verduras del mar, las algas.
- Empieza un diario nutricional: anota lo que tomas, cantidades, ingredientes y sensaciones (energía, emociones, saciedad).
- Cena pronto. Las horas de descanso son para descansar, no para digerir la cena.
Te animo a que pongas en práctica alguno de estos puntos y, sobre todo, el sentido común en tu día a día. Hay formas muchas más sencillas de alimentarse, más naturales y sin la necesidad de recurrir a alimentos que nos hacen daño. Es toda una filosofía de vida, en la que el amor propio se cocina cada día.